Sara y Juan David, promesas del patinaje colombiano que brillaron en las pistas vallenatas
Talento, velocidad y corazón, tres palabras para describir a dos promesas del patinaje colombiano que brillaron con luces de oro en la fase nacional de los Juegos Intercolegiados que se disputan en Valledupar.
De aquellas figuras que le ponen amor a lo que hacen, siempre con el talante de unos verdaderos campeones, tal como lo demostraron en cada una de las pruebas en la que midieron sus capacidades para gritar victoria.
De pocas sonrisas y miradas juveniles, Juan David Torres y Sara Portela fueron dos de los patinadores destacados durante los tres días de competencias, en las que la nueva generación de este deporte reafirmó que el futuro del patinaje colombiano está cultivando los nuevos campeones.
A sus 16 años, Juan David Torres es de aquellos adolescentes introvertidos y de pocas palabras, sin embargo, su agresividad deportiva y estirpe de campeón lo convierten en una figura que promete títulos a largo plazo.
“Quiero ser campeón del mundo representando a mí país, pero esto es con disciplina y amor por lo que hacemos”, aseguró el patinador bogotano, estudiante de undécimo grado en el colegio UNAD de la capital colombiana, quien conquistó dos medallas de oro en las pruebas de 10.000 eliminación y 800 metros.
En esa misma línea victoriosa, Sara Portela, una joven de mirada noble y palabras cortas llenas de monosílabos obligados con acento valluno, esconde su alegría a su manera natural de celebrar sus dos medallas de plata y una de oro en la fase final de los Juegos Intercolegiados.
“Me siento feliz, es un logro que me motiva a seguir enamorada del patinaje”, dijo la patinadora de 16 años, estudiante de undécimo grado en el colegio Eleázar Libreros Salamanca de Andalucía, Valle del Cauca, después de conquistar el balcón más alto del podio en la prueba de eliminación + puntos, mientras que en eliminación y ruta obtuvo los dos metales plateados para su departamento.
Rueda con facilidad como si sus patines hicieran parte natural de su cuerpo y su carácter ganador es innato en un mano a mano que la mayoría de las veces termina en sonrisa de victoria. “Uno nunca debe rendirse, hay que ser persistente y dar todo en la pista”, puntualizó Sara Portela, mientras acaricia una de sus medallas como símbolo de esfuerzo, disciplina sobre las pistas.