sábado, junio 14, 2025
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En el predio 20 de Julio, ubicado en Chimichagua (Cesar) y entregado por el Gobierno nacional, ahora 21 familias producen yuca, plátano y maíz

Las 21 familias beneficiarias del predio cuyo nombre era La Grosería y ahora es 20 de Julio, en el departamento del Cesar, han comenzado a transformar la tierra que, semanas atrás, recibieron oficialmente de manos de la ministra de Agricultura, Martha Carvajalino, y del director general de la Agencia Nacional de Tierras ─ANT─, Juan Felipe Harman, dejando atrás los cultivos de palma de aceite para darles paso a siembras de maíz, yuca, plátano y coco.

En el proceso de transformación de la tierra, también iniciaron la construcción de estanques piscícolas, con los que se alimentan los beneficiarios de las 363 hectáreas entregadas por el Gobierno del Cambio.

El 20 de Julio cuenta con un área sembrada cercana a las 30 hectáreas, principalmente de maíz, plátano y yuca.

La corporación Lucha y Siembra es la organización campesina que recibió el predio, localizado en zona rural del municipio de Chimichagua, aunque por ubicación geográfica y proximidad, la conexión habitual es con Curumaní. Teniendo en cuenta la vocación agropecuaria del lugar, los nuevos herederos de la Reforma Agraria decidieron pasar del monocultivo, que caracterizaba a dicho predio, a diversificar la producción agropecuaria.

Nayibe Suárez Padilla, madre cabeza de hogar, quien junto con sus dos hijos es beneficiara de la tierra entregada por la ANT, expresa lo que significa para ella y su familia contar con un pedazo de tierra propio: “Antes de recibir esta tierra, tengo que mencionar que fue un proceso muy duro, pero gracias a Dios la situación se resolvió a nuestro favor y esta tierra es de nosotros, estamos seguros porque la Agencia nos la entregó. El futuro de nuestros hijos está en esta tierra, donde estamos cultivando yuca, plátano, maíz, regando pasto”.

Jhonilson Quiroga Pérez es otro de los beneficiarios de la Reforma Agraria, y con entusiasmo destaca lo que significa tener suelo propio: “Estamos muy contentos cultivando en nuestra propia tierra. Este es un logro porque ya tenemos un lugar para trabajar. Gracias a Dios, a la Agencia Nacional de Tierras, ya tenemos donde sembrar, y nuestros hijos ya cuentan con un apoyo. Esta tierra es muy buena para sembrar de todo”.

Entre tanto, Alexandra Pineda Ortiz, asesora de la Dirección General de la ANT, resaltó las iniciativas campesinas: “Eso que hacen tiene un valor significativo, y para nosotros, como institución, nos lleva a garantizar que las ayudas, como la del programa Sembrando Vida, se hagan realidad en el corto plazo”.

 

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